En mi casa este tipo de tradiciones siempre se viven intensamente, desde el 1 de noviembre por la mañana mi mamá prepara todos los dulces típicos de estas fechas, dulce de calabaza, dulce de camote, tejocotes dulces, arroz con leche y millones de cosas más. Mi papá mientras pone un altar con papel picado, flores de zempazuchitl y la foto de cada una de los familiares que han muerto. Creo que de los festejos típicos de los mexicanos, este es el que más me gusta, tal vez porque es al que le encuentro más significado.
Durante mucho tiempo en la casa honramos a sólo dos de mis abuelos, tuvieron que pasar más de 15 años para empezar a poner más fotos en el altar. Hoy en mi casa hay 6 fotos, de 6 personas que recordamos con mucho cariño.
Mañana (si es que me dan el día libre, mucas gracias) iremos al panteón y adornaremos sus tumbas con muchas flores, les rezaremos y les pediremos que nos cuiden y nos guien. El próximo año los esperaremos con la misma ansiedad con la que lo hacemos este.
Son estas fechas las que me hacen amar mi cultura, mis tradiciones y el lugar de donde vengo.
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